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Dolores Rodríguez Sopeña fue una mujer singular, que se anticipó a su tiempo. Tuvo desde muy joven, en su tierra natal de Almería y en las islas entonces españolas de Puerto Rico y Cuba, la preocupación por los necesitados y los marginados. Cuando se volvió a España encontró que en las grandes ciudades se acumulaban las masas obreras casi siempre compuestas por una mayoría de emigrantes, abrumados por los bajos salarios, sujetos a un trabajo a veces abusivo, faltos de vivienda, carentes de cultura y de medios para desarrollar su condición humana... Se volcó con ellos. Primero fueron charlas en los nacientes suburbios, luego centros de orientación e instituciones educativas, y a la par formación de personas para que continuaran y extendieran una labor que culminó en una serie de instituciones que han llegado, llenas de vida, a nuestros días. Los autores de este libro han seguido los pasos de la vida de esta mujer. Han visitado los lugares en los que nació y se desarrolló su obra y han intentado hacer un perfil espiritual y humano de Dolores. Como fondo, la realidad histórica, social y eclesial de finales del siglo XIX y los primeros decenios del XX. Dolores R. Sopeña se adelantó en aquellos años a muchas actitudes y soluciones que llegarían después. Su fe y su amor a Dios y al prójimo le dieron fuerzas para llevar a cabo una tarea que parecía muy superior a sus posibilidades.