«Aunque es de noche...»

Introducción por Ángel Aparicio Rodríguez.

El lector de este libro tiene ante si un mundo de belleza: ritmo y también rima, imágenes límpidas y evocadoras, luz ardiente de la estepa y suave brisa del viento, cánticos de ángeles y de alondras, estériles tierras del desierto y áurea arena de la playa, nieve y lluvia, calor y frío, colores... Es un breve recuento de las muchas imágenes con las que el poeta nos permite entrever con anhelante búsqueda de Dios. La poesía del autor es profundamente religiosa. El lector apenas encontrará un poema en el que no hable de Dios o no hable a Dios. El título del libro ya es sugerente. Las sombras nocturnas pueden parecer mensajeros de la oscuridad total, de la muerte. Pero en el seno de la noche se percibe el murmullo de una «fonte que mana y corre». Y, así, «la noche es mensajera»; la noche es «constelada»; titula la «Estrella matutina», y, tras el paso de Dios, un «reguero de estrellas» cruza nuestro valle.

Dios, «siempre lejos y siempre cerca», llena la oscuridad de la noche. Dios, «el siempre más y el siempre todo», es «mi camino entre la niebla». La noche ciertamente que es oscura, pero «con ansias de amores inflamada». Dios, llegada la mañana, transformará la noche (De la Introducción)

Macario Díez Presa (Salio, León) es sacerdote claretiano. Antes de ser estudiante de Teología en Lovaina y doctor en Filosofía por la Univ. Pont. de Salamanca, antes de ser profesor, fue y es poeta. Testigos de su vocación son su primer poemario, Río a la esperanza (Madrid 1962), y sus muchos poemas esparcidos en libros (Segovia, verso a verso, Ángelus, Diccionario lírico de Segovia) y en revistas (Uriel, Rocamador, Ábside, Ángelus, Manantial...). Entre sus muchos premios recibidos, sobresale el de "Poesía de Radiotelevisión Española", en 1977.