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El espíritu de la evangelización o el espíritu de los evangelizadores, tal como se describe en esta obra, refleja la línea del decreto conciliar Ad gentes y de la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi. Es éste un libro que responde a las invitaciones del Vaticano II y de los Papas sobre la formación apostólica. Juan XXIII quería una Iglesia a modo de signo levantado ante los pueblos. El concilio Vaticano II presenta la Iglesia como «sacramento universal de salvación». Pablo VI instaba a una formación misionera para responder a una nueva etapa de evangelización. Juan Pablo I quería que todos los hijos de la Iglesia se sintieran incansables misioneros del Evangelio. Juan Pablo II desea que se estudie el tema de la Iglesia con vistas a una evangelización universal. El apóstol de hoy debe, pues, adquirir una formación espiritual para discernir y responder a los nuevos signos de una acción del Espíritu Santo en un momento privilegiado de la historia salvífica. A esta necesidad formativa responde la obra Espiritualidad misionera.