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En España estamos asistiendo a una confrontación de dos proyectos de humanidad, dos modelos de sociedades, dos éticas y dos culturas. La una se orienta desde la fe; la otra, en cambio, desde la increencia. El simple planteamiento del problema en términos alternativos es un error y un arcaísmo. Quienes afirman hoy que la Ilustración y la Modernidad han superado el problema de Dios pertenecen, por más radicales que parezcan, al siglo XIX. Quienes, por el contrario, piensan que la religión y la fe cristiana se centran fundamental y exclusivamente en nuestra relación con Dios, sin incluir con el mismo peso al prójimo, están cometiendo el mismo error técnico y la misma sinrazón histórica. Ambas actitudes se apoyan en una antropología falsa. Frente a estas dos actitudes encontradas, el autor del presente libro esclarece cómo la gloria del hombre y la gloria de Dios se presuponen y convergen; si esto no se da, surge o una idolatría de lo humano o una degradación de lo divino.